La Roja encadena su segundo empate consecutivo en una Semana Santa que deja muchas dudas de cara a la convocatoria final para la Eurocopa 2018

España no pudo pasar del empate a cero ante Rumanía, en un encuentro en el que los locales lo afrontaron como un derbi, se lo llevaron a su terreno para cosechar un resultado digno de duelo regional. El equipo de Vicente del Bosque encadena su segundo empate de los dos amistosos previstos en Semana Santa (el jueves 1-1 ante Italia). No cosechaba dos igualadas consecutivas desde septiembre de 2004 cuando hizo lo propio ante Escocia y Bosnia. Y la Roja no finalizaba con 0-0 en un amistoso desde que en Finlandia en 2007 el marcador tampoco se movió.

Buena noticia para un Iker Casillas que se convirtió en el jugador europeo con más internacionalidades (166) y que encadenó su octavo partido consecutivo sin encajar (a uno de su récord en la era Del Bosque). Una etapa que cuenta ya con 81 jugadores diferentes utilizados tras el debut de Sergi Roberto. Era la última probatura. La próxima convocatoria, la de mayo, será la definitiva.

El partido jamás se abrió. Iker Casillas reivindicó y homenajeó su marca tras un disparo tan mordido como peligroso de Stanicu cuando transcurría la primera media hora de juego. Fue la oportunidad más clara rumana en un partido tan intenso como carente de peligro. Primera parte alocada y también dura. Mientras a Rumanía le perdonaban la dureza, España atacaba por mediación de la sociedad David Silva-Nolito. Tanto es así que al descanso la ofensiva de la Roja pasaba por el costado izquierdo en un 54,4%.

El canario era el faro referente de la clarividencia de una selección de Del Bosque que, de nuevo, volvió a apostar por esa posesión que perdió frente a Italia. No se había cumplido el minuto 10 de juego y una acción colectiva de ensueño nos recordó a ese Tiki-Taka que tantas portadas levantó en la Eurocopa de 2008. Koke Resurrección, David Silva se asoció con Bartra que se destapó con un toque con el exterior, el balón retorno al del City que se la dejó franca a Pedro que no pudo superar a Tatarusanu.

La segunda parte prometió cuando Gerard Piqué remató solo dentro del área a la salida de un córner. El dueño del Periscope más famoso se aturulló, tardó un mundo en controlar y resolvió su remate franco a las manos del meta rumano. Adquirió continuidad la jugada en jugadas a balón parado de los rumanos que disfrutaron de su mejor acercamiento cuando una pérdida en el centro del campo español originó una contra que condujo Stanciu. El 19 rumano, el mejor de los suyos, dejó franco a Florin Andone que se derritió dentro del área.

Y ya no hubo más, salvo las insufribles sustituciones que algún día habría que replantear su funcionalidad. A España desde luego no le sirvió para nada. El Marqués apostó en primera instancia por acumular “bajitos” para ver si por arte de magia volvía la fluidez: Mata, Fábregas, Isco y David Silva en el tapete. Pero lo único que provocó fue aumentar el tráfico con una Rumania replegada y un Pintilii que estaba a sus anchas repartiendo. Hasta seis faltas acumuló el mediocentro del Hapoel del Tel Aviv sin ser amonestado.

Como el partido no avanzaba, nuestro seleccionador apostó por la doble punta: Aduriz-Morata, y el equipo mejoró. Pero ya era demasiado tarde. Un disparo raso del juventino desde la frontal, un contragolpe que terminó en una obstrucción hacia el ex madridista y un penalti clamoroso de Sapunaru que fabricó el vasco y que forzó Fábregas, fue lo más potable hasta la conclusión de un encuentro que seguirá aumentando la mala estadística de España en Rumanía (seis partidos, cero victorias) y de amistosos contra los rumanos (cuatro encuentros, cero victorias). En el último (0-1 en Cádiz con gol de Marica en noviembre de 2006), dio no solo pie a la mejor racha sin perder (35 partidos) sino a la época más esplendorosa del nuestro combinado nacional.