Victoria muy importante para los granotas que se acercan a la salvación frente a un conjunto che en plena depresión de juego y que es incapaz de ganar en Valencia
Triunfo por la mínima del Levante al Valencia gracias a un tanto de pillo de Giuseppe Rossi que se aprovechó de un saque de banda en largo de Juanfran para adelantarse a la débil defensa del Valencia y cruzar con la puntita ante Diego Alves. Esta acción a la hora de juego provocará que las Fallas sepan mejor para los levantinistas que para los valencianistas. Los primeros se agarran con este resultado al milagro de la permanencia, situado ahora a tres puntos. Mientras que para los segundos puede finalizar su temporada el próximo jueves si lo logra levantar el 1- 0 que arrastra ante el Athletic en el torneo de la Europa League.
El valenciano no fue un derbi al uso. Sobre todo porque el empate no les valía a ninguno de los dos contendientes. Fue entretenido de cara al espectador. Las aproximaciones proliferaron en una y otra área, y el marcador debía haberse movido antes de tiempo. Si la primera parte fue un cúmulo de ocasiones y no hubo gol, en la segunda las echamos en falta a cambio de encontrar el tanto de la victoria. La cuarta consecutiva del Levante sobre el Valencia en casa, su mejor racha en la historia de los derbis. La necesidad y las ansias del Levante impidieron que el partido tuviera una lógica táctica. La participación de sus cuatro hombres más adelantados: Deyverson, Rossi, Morales y, a cuentagotas, Joan Verdú, suponía un quebradero para un Valencia con muchas dificultades para defender y constantemente intranquilo a la hora de sacar el balón jugado.
Fueron los granotas los que buscaron insistentemente la puerta contraria. Tanto es así que completaron once remates en la primera mitad, su mejor registro en los primeros 45 minutos en esta liga. Curiosamente, los de Orriols son, junto al Getafe, los que menos goles han marcado en el primer tiempo en esta competición esta temporada. Merecieron más, sobre todo por su cantidad de llegadas, entre las que se incluyen un poste de Giuseppe Rossi, el incordio de los remates de corner y las paradas de Diego Alves, que volvió por sus fueros. Primero al hacer la estatua en un buen robo de cartera a Abdennour por parte de Deyverson que terminó rematando escorado. Después, en un alarde de reflejos en un cabezazo a bocajarro de Feddal, y sobre todo, en una palomita espectacular evitando un golazo. Pase de pecho de Joan Verdú y Deyverson, botando, empalmaba desde fuera del área sin éxito. Gary Neville intentaba, por su parte, que el Valencia mantuviera el rigor.
Académicos pero espesos en la creación, los che sí gozaron de sus oportunidades para adelantarse. Su hombre fue Sofiane Feghouli que aglutinó todos los remates che hasta el minuto 82. Cuatro en total (no sumaba tantos en un partido de liga desde hace dos temporadas precisamente ante el Levante). Dos de ellas fueron manifiestas. La primera de todas, incluso del partido, fue un mano a mano ante Diego Mariño donde el meta gallego estuvo listo adivinando la intención del argelino. Y la segunda, tras una cabalgada por la derecha en el que optó por cambiarse de pierna para sorprender y que no encontró los tres palos por muy poco. Con el gol en contra, Gary Neville enloqueció. Pasó del 4-5-1 con dos extremos muy abiertos, al 4-2-3-1, con una zona de volantes gracias a la presencia de Rodrigo. Algo que duró muy poco porque las urgencias obligaron a utilizar, como no, a Álvaro Negredo y, por tanto, una doble presencia en la delantera (4-4-2). El resultado fueron dos confusiones dentro del área levantinista como mayor bagaje ofensivo de los che hasta el final del partido. Todo ello mientras Deyverson, harto de forzar amarillas a los zagueros rivales, salía a hombros de un coso granota indignado permanentemente con la actuación de Del Cerro Grande, cuyo silbido final fue el preludio de las Fiestas Mayores en Valencias, esas que estarán condicionadas por el tanto de Giuseppe Rossi.
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